El teatro es el artificio de la vida evidenciado. El teatro es rebelarse contra la imposición de dejar de jugar, de ser una sola cosa en esta vida, de olvidar nuestro poder creador. Es la definición de habitar el presente y la evidencia de que creás lo que creés. Es la cúspide de la conexión: con unx mismx y con nuestro cuerpo que muchas veces dejamos tan abandonado, con iguales que ponen su cuerpo, su alma, que crean con nosotrxs para armar el juego y con quienes eligen traerse para ver esa creación, para sentirse en ella, para sentir.
El
hacer teatro es aceptar la invitación de abrazar al vértigo. Cambiar el
pensamiento, entrar en un estado permeable para recibir todo estímulo y
transformarlo. El teatro es lanzarse al vacío a sabiendas de que en la
caída creás
un mundo que tiene más agua de la que entra en cualquier pileta. Es
divertirse en lo más hondo, aunque estés representando una tragedia
griega. Hacer teatro es jugar a la magia, es búsqueda constante y es
vivir moviendo vidas.
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