Los poemas
ya plasmados
me persiguen.
Sus imágenes
atormentan mi alma
en la repetición.
¿Qué hay de mí
sin transformación?
Sólo amor fútil
por pasiones
ya consumadas.
Vagabunda en un camino
que conduce al hogar
que imagino.
Sin saber aprendo
lo sabido por el hambre
de aquello que en otra vida,
ya he ingerido.
Elijo el olvido
para volver a saciarme
de aquel hambre
implacable.
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