Dame el aire del ocaso,
cálido y vibrante,
y yo jugaré contigo
a que amanece.
Cuando se duerma el sol,
que se prendan las luciérnagas.
Miremos con los ojos
como nos mira la luna llena;
quizá iluminemos
la penumbra del paisaje
con la luz que habita
en nuestro interno.
Que los besos
se transformen en risa
de las cosquillas
que trae el encuentro.
Démonos la mano
y sintamos juntxs
la expansión que nos atraviesa
como un sueño,
donde todo es posible
porque decimos sí.
Seamos puente entre mundos
que se rozan sin saber
que ya se saben.